Foto extraída de http://pintura.aut.org/
Cuando nuestra mirada se escapa, se carga de un don personal, y ejerce de trotamundos por el espacio que le rodea, hasta que llega a un cualquier destino, y se apalanca. Permanece allí, viendo pasar el tiempo, notando el curso de los segundos, sintiendo el paso de la vida…
Es entonces la mirada un alma con carácter propio, con capacidad, si lo desea, de camuflarse de la realidad, por un instante.
Espera a ser encontrada por un sentimiento de curiosidad, de emoción, o quizás de sobresalto, y así regresar al mundo real por una buena causa, después de un corto pero intenso viaje por los alrededores de sí misma.
Y es en ese momento en el que…. ¡uh! , de repente, y en un volver brusco, salimos de nuestra burbuja.
Foto: "La Mirada", de Julio Castaño.
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